LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN
Bueno,
antes que nada quisiéramos disculparnos por publicar este blog con tanto
retraso…
Está claro que como colectivo y como personas
no aceptamos el estado actual en el que nos vemos inmersos. Da igual la edad
que tengamos o la formación que tengamos…esta maldita crisis y todas las
acciones que se hacen en su nombre han irrumpido en nuestra casa, se han
sentado en nuestra mesa y se comen nuestra comida y la de nuestros hijos ante
nuestros ojos…
Es evidente que estamos más que hartos y que queremos
cambiar, y las bases del programa (planteadas por Julio Anguita) son una magnífica,
aunque ambiciosa, propuesta de cambio. Y lucharemos por ello con todas nuestras
fuerzas. Queremos un cambio social, queremos un cambio que abogue por el “99%”,
en resumen, queremos un cambio en la política…pero, ¿es la política lo que nos
ha llevado hasta aquí?
En los últimos años hemos visto como, de
buenas a primeras, palabras como “mercado”, “Ibex”, “prima de riesgo” y demás
se colaban en los telediarios y nos llenaban la cabeza de palabrería…una
palabrería que, por desgracia, acabaría por formar parte de nuestro vocabulario
más elemental…y ¿por qué? Porque desgraciadamente hace mucho que el destino de
las personas no lo deciden unas elecciones, ni una constitución, ni siquiera el
político de turno…
La ECONOMÍA, los MERCADOS. Son la mano tras
la marioneta. Y el modelo económico actual es el sustento que necesitan para
seguir prosperando... (¿Alguien recuerda las declaraciones de Rastani? http://www.youtube.com/watch?v=026BMNC8xCo
). Ésta es una realidad dolorosa e innegable, al igual de innegable que el
hecho de que nuestro sistema económico es un sistema finito y que es cuestión
de tiempo que muera, puesto que se basa en un sistema que necesita crecer,
crecer y crecer para mantenerse, como si alimentásemos a una vaca que para
vivir necesita comer más que ayer y que sólo engorda más y más agotando
nuestros recursos y nuestro espacio.
Queridos compañeros y compañeras, queremos un
cambio pero queremos mantenerlo en el tiempo. Queremos que los objetivos
conseguidos sean duraderos y que no estén sometidos bajo el yugo de un sistema
desigualitario, corrupto y vacío de ética y moral. Y, desgraciadamente, esto no
es posible con nuestro sistema económico. Con todo esto sólo quiero destacar la
importancia de que los cimientos de nuestro futuro sean fuertes para nosotros,
para la MAYORÍA. Y por eso hoy os traigo un modelo económico alternativo basado
en la ética y en el bienestar: LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN.
“La economía del bien común” es
un libro escrito por el economista y politólogo austriaco Christian Felber. De
pensamiento un tanto heterodoxo, Felber parte de planteamientos tan sencillos
como los siguientes:
• ¿Es razonable que la diferencia
entre el salario mínimo y un gerente sea de 800 veces en Austria, 5.000 veces
en Alemania o 65.000 veces en Estados Unidos?
• ¿Es normal que empresas que se
aprovechan de la mano de obra infantil, que no respetan los derechos de los
trabajadores, que contaminan, etc. puedan competir en la mismas condiciones que
las empresas responsables?
• ¿Debe ser exclusivamente el
beneficio económico el único valor que impulse a las empresas del siglo XXI?
Para Felber el egoísmo, el afán
de lucro por encima de las personas, la competencia a toda costa, un sistema de
crecimiento que se basa en la desigualdad, etc. son los principales causantes
de la crisis en la que nos encontramos.
Felber explica que “hoy el éxito
se mide en relación al beneficio financiero, mientras que el económico se mide
con el PIB. Son indicadores obsoletos, pues lo que debe determinar si la
economía avanza es el grado de satisfacción de las necesidades humanas”.
Esto suena muy bien, pero ¿Por
qué deberían las empresas cambiar de modelo? ¿En qué les beneficiaría?
Felber asegura que los Gobiernos
que apuestan por esta economía, reconocen a las empresas que se preocupan por
el bien común y por lo tanto les darán prioridad (beneficios fiscales, ayudas,
etc.) frente a aquellas que no lo hacen, que no son socialmente responsables.
A través de una serie de
indicadores, Felber propone crear un índice de responsabilidad de las empresas
(respeto por el medio ambiente, conciliación laboral, brecha salarial, derechos
laborales, etc.) etiquetando los productos y servicios de las empresas en
función de su grado de compromiso de modo que además de los beneficios fiscales
que las empresas puedan obtener, los consumidores también puedan reconocer de
qué forma una empresa está o no, trabajando por este bien común.
Es sin embargo, una carrera de
fondo, un cambio de mentalidad que debe implicar tanto a la sociedad, como a
los Gobiernos y empresas, pero que si se pone en marcha, poco a poco comienzan
a verse unos resultados que suelen traducirse en un descenso dramático del paro
y pensiones garantizadas.
En su aplicación maximalista,
Christian Felber propone en su libro postulados tan interesantes como…
• Apoyar a bancos que únicamente
financien empresas e iniciativas que además de rentables, mejoren la calidad de
vida de las personas y respeten la naturaleza.
• Considerar que únicamente una
empresa tiene éxito si contribuye a reducir al paro y sus objetivos están en
consonancia con necesidades reales.
• Instaurar un año sabático por
cada década trabajada, con el fin de reducir matemáticamente el paro en un 10%.
• Las empresas con buenos
balances del bien común disfrutarán de ventajas legales: tasas de impuestos
reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra
pública y a la hora de reparto de programas de investigación, etc.
• La democracia representativa
será completada por la democracia directa y la democracia participativa, etc.
Este movimiento empezó
tímidamente, pero la difusión de sus ideas no ha parado de crecer desde que las
pusieron en circulación: en toda Europa ya hay 700 empresas dispuestas a
aplicar estas nuevas reglas de juego, 100 de ellas radicadas en España, y en
Alemania hay tres universidades, un banco y múltiples entidades públicas y
privadas que se han interesado por esta otra forma de organizar los negocios.
En este artículo podéis ver cómo poco a poco este tipo de
economía procura hacerse un hueco en nuestro país: http://www.lavanguardia.com/economia/emprendedores/20120829/54342576619/economia-bien-comun-hub-barcelona.html
Aunque ya hay algunos pioneros
como por ejemplo, Mondragón Corporación Cooperativa (MCC), del País Vasco, que
es hoy en día la mayor sociedad cooperativa de todo el mundo: comprende 256
empresas y ocupa a unas 95.000 personas con un volumen de negocios de 15.000
millones de euros. Una pequeña parte de sus beneficios se reparte entre los
trabajadores, otra mayor se reinvierte y otra va a parar a un fondo de
cooperación central que permite compensar las diversas explotaciones. Desde su
fundación en 1946 no se ha despedido a ningún trabajador.
Eduardo Punset en su libro “Viaje
al optimismo” menciona: “Nos sobran razones para pensar en un futuro mejor”. Potenciar
que esta nueva economía que aboga por disminuir el paro, cuidar el medio
ambiente y premiar las políticas sociales puede ser una herramienta para nada
desechable en este proceso, no la olvidemos. Pocas veces tenemos la posibilidad
de hacer algo tan grande y hermoso como lo que nos proponemos hacer. Tal vez
ésta pequeña aportación sea sólo un pequeño paso en este camino pero como decía
Lao-Tsé:” Un viaje de mil kilómetros empieza por un primer paso”
Y un ejemplo de empresa que funciona aplicando este modelo económico:
Si queréis más información:
Esperamos que os haya gustado.
Un saludo!
Alba Jiménez y Daniel Martín
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